Miquel Silvestre ha llegado a Italia y se dirige hacia el norte para regresar desde Civitavecchia, pero lo hace recorriendo una de las carreteras más bellas del país aunque también de las más peligrosas, la costiera amalfitana, la carretera de la costa de Amalfi, un asombroso y bello litoral alrededor de la península de Sorrento, convertido en refugio turístico de ricos y famosos y escenario de películas de espías y comedias románticas.