Miquel Silvestre accede al bellísimo litoral sureño de Anatolia, una costa escarpada, abrupta, turquesa y extraordinaria que hoy los turcos explotan como rentable destino turístico, pero que siglos atrás fue semillero de ciudades griegas y luego romanas, que prosperaron gracias a servir de puertos comerciales con todo el Mediterráneo para las abundantísima producción agrícola de uno de los más fértiles vergeles del mundo. Como extraordinaria es la concurrida y animada población de Kas, fundada por los Licios y que ofrece a los visitantes el regalo de uno de los teatros antiguos más acogedores.