El fotógrafo catalán Samuel Aranda nació en una familia de orígenes humildes. Su infancia y juventud transcurrieron en Santa Coloma de Gramanet, ciudad del área metropolitana de Barcelona. Cuando se trasladó a vivir a Barcelona, pintaba grafitis en los vagones de tren y se buscaba la vida como podía mientras, poco a poco, se iba abriendo paso en la fotografía, con la que publicaba imágenes de problemáticas sociales en diferentes periódicos. Tras unos años trabajando para las agencias EFE, primero, y France Press, después, decidió ponerse como freelance. En 2011, mientras cubría la revuelta del Yemen para el New York Times, vivió su punto álgido cuando una imagen suya, que daría la vuelta al mundo, obtuvo el World Press Photo. La cámara de Aranda ha retratado desde las revueltas árabes, el azote del Ébola en África, la crisis económica o la pandemia del coronavirus, entre muchos otros temas, lo que le ha convertido en uno de los fotoperiodistas de más renombre de España.