Mientras Inés y Eugenio continúan en Barcelona, San Genaro al completo se reúne para encontrar una salida a la inminente expropiación que afecta a todo el barrio. Antonio, que continúa los negocios con Don Pablo sin que lo sepa Mercedes, no deja de asombrarse ante el protagonismo que empieza a adquirir su mujer entre los vecinos. Y es que la indignación de Mercedes ante la posibilidad de perder su casa y su identificación con el barrio, le llevan a convertirse en la abanderada de una manifestación que por supuesto en aquellos tiempos era ilegal. Toni, que se supone que tendría que ir a la reunión de la parroquia, tendrá una noche más que complicada con el inspector Dávila tomando copas; mientras, Herminia tiene sus propias complicaciones para que su familia no se entere de sus citas secretas con Alfredo. Al margen del problema de la expropiación, las preocupaciones de Carlos, Josete y Luis