En la misa del domingo, Eugenio anuncia a sus feligreses que el arzobispado le ha ordenado abandonar su puesto en la parroquia para encomendarle otras tareas. Para sustituirle llega Froilán, un sacerdote con un talante más conservador. En el barrio no se habla de otra cosa y hay opiniones para todos los gustos. A la familia Alcántara le apena la marcha de Eugenio, al que habían tomado cariño, pero entienden que tenía que pasar antes o después, dada su afición a meterse en líos. Sólo Tony parece no aceptar la marcha de su amigo y planea protestar activamente, pero Eugenio le recuerda que, como cura que es, ha hecho voto de obediencia y debe acatar la decisión de sus superiores. Don Pablo convoca a la dirección de Meyni a una reunión urgente. En ella, comunica a Mercedes y a Nieves, que ha conseguido un contrato para que la empresa confeccione cinco mil trajes de baja calidad para la Unión S