Han pasado varios meses desde el hundimiento de la constructora pero Antonio no levanta cabeza. Embutido en su viejo uniforme de ordenanza, vuelve a trabajar por las mañanas en el Ministerio, dedicándose por las tardes a jugar al mus con un grupo de jubilados en el bar de Tinín. Alcántara no tiene mayor aspiración que dejar pasar el tiempo hasta que un día llegue su ansiada jubilación. Su abulia sólo es alterada por una noticia que le llega de sopetón: Don Pablo está en la carcel de CarabanchelMercedes se ha pasado todo el verano cuidando a Antonio y llevando las riendas de la casa, pero está más que harta de la actitud de su marido. Espera en vano que algún día Antonio vuelva a ser ese hombre lleno de vida con el que se casó. Al menos en Meyni, donde toda la familia ha tenido que arrimar el hombro, las cosas van bien. El muestrario que ha diseñado Mercedes para la temporada de otoño-invierno ha causado gran sensación en las boutiques donde lo ha enseñado. Tanto es así, que Mercedes y