Se acaba la Semana Santa y los Alcántara regresan a Madrid, incluido Carlos, que se encuentra su casa, y a sus amigos del alma Karina y Josete, en pie de lucha contra la permanencia de España en la OTAN. Antonio sigue con el claro objetivo de vender vino, y por fin consigue un buen pedido, aunque con trampa dentro. El negocio a priori es rentable, pero divide a la familia, y los Alcántara tienen que aprender a negociar para llegar a un acuerdo. Conflictos por la bodega aparte, Carlos, a su regreso a Madrid, se encuentra su casa ocupada por amigos pacifistas de Josete. Su amigo se ha involucrado de lleno en el movimiento “No a la OTAN” que se vive con fuerza esos días. Lo que no esperaba Carlos es que Karina hubiese estrechado lazos con uno de los activistas, Isaías.