Todas las energías de los Alcántara están puestas en reunir el dinero para comprar la bodega a Maurín, quien amenaza con llevarles a la ruina, mientras se inaugura, por fin, Tele San Genaro, la tele comunitaria del barrio. El banco exige unas condiciones que Antonio y Mercedes no pueden cumplir, así que los hijos deciden arrimar el hombro, aunque para ello sea necesario sacrificar algunos de sus principios. Miguel duda entre ayudar a su hermano o dar un paso adelante con Nieves y hasta Herminia termina aceptando las invitaciones del mago. A pesar de que en este momento no les queda otra opción que comprar, a Mercedes el asunto de la bodega y de Mauro le trae de cabeza. Sigue con problemas de insomnio, y comparte sus angustias con Clara.