En 2002 la situación del lince ibérico era agónica. Sólo quedaban noventa y cuatro ejemplares y además recluidos en dos núcleos aislados. Para evitar que la especie desapareciera del todo se probó la cría en cautividad, algo que nunca se había hecho y sobre la que existía bastante recelo. Los primeros cachorros nacieron en el centro del Acebuche en el parque Nacional de Doñana. A ellos les han seguido varias decenas más. La población actual en libertad supera los seiscientos ejemplares. Crónicas ha estado en sierra Morena, el kilómetro 0 del lince, junto con Doñana. En ambos lugares se capturaron los primeros ejemplares para comenzar la crianza en cautiverio