Ser payaso de hospital es una profesión difícil y poco reconocida. Pero los médicos y las enfermeras que trabajan a su lado reconocen que son parte del equipo sanitario, que con ellos se consigue cambiar el chip hasta en los momentos de angustia y abrir un espacio para la alegría y el buen humor. Los anestesiólogos aseguran que al disminuir el estrés se consigue rebajar la cantidad de anestesia que se necesita en una intervención quirúrgica. Además la recuperación será menos dolorosa y más rápida.Es la risa como terapia, pero no solo ésta, porque la principal labor del payaso es la de acompañar, incluso en los momentos de tristeza o despedida, desde el silencio y el respeto. Llevan al paciente al mundo de los juegos para aliviar su dolor. Con su nariz roja, convocan al niño que habita en el otro, aunque sea un adulto. Y dicen en voz alta cosas que provocan ataques de risa. Son torpes. Se equivocan y chocan contra paredes y puertas.Con la risa, con la música, con el mimo, con la mirada,