‘Crónicas’ viaja a Benidorm para hacer un balance sobre el efecto de la pandemia en el lugar por excelencia del llamado turismo de masas. Después de seis décadas de éxito como destino turístico de masas, Benidorm se enfrenta a la mayor crisis de su historia. Sin turistas extranjeros y sin viajeros nacionales, el invierno ha sido una dura prueba de resistencia para su tejido social. De sus 150 hoteles, apenas quedaban tres o cuatro abiertos en el mes de febrero. La hostelería ha estado cerrada, o en el mejor de los casos, funcionando a medio gas. Y el comercio, que también vive del turismo, ya no puede aguantar más. Los empresarios están endeudados hasta la médula, y los trabajadores, cerca de 30.000 afectados por el cierre total o temporal de los negocios, también están al límite de sus fuerzas. El dinero no fluye, las playas están desérticas, los taxis circulan vacíos, los músicos se arruinan, y las agencias de excursiones no van a ninguna parte. Parece el escenario de una películ