Alquilar ha dejado de ser el patito feo para convertirse en la principal opción de quienes no pueden o no quieren hipotecarse. Una de cada cuatro casas busca inquilino dentro del mercado inmobiliario. La demanda de vivienda en alquiler ha aumentado la oferta de pisos compartidos y ha elevado el precio de los arrendamientos a niveles que no se veían desde hace décadas. Los caseros ganan un 30% más alquilando por habitaciones. En grandes ciudades como Madrid o Barcelona es casi imposible encontrar un piso por menos de 500 euros al mes. Quienes optan, hoy, por hipotecarse y comprar una vivienda nueva, patean las periferias de las grandes ciudades donde vuelven las ventas sobre plano, las subidas de precios y las grúas.