“Castillos de Leyenda” pone el objetivo sobre dos fortalezas que personifican historias que discurren entre la elegancia y la extravagancia, pero ambas henchidas de lujo y derroche. Una, en el centro de Alemania, de nombre épico, Drachenburg. La otra, al norte de la península ibérica, Olite, en Navarra. El monarca del reino de Navarra, Carlos III “El noble”, ordenó construir EL Castillo Palacio de Olite, residencia fortificada con dos intenciones claras: que se convirtiera en un símbolo de la independencia del reino de Navarra, al tiempo que reflejara lujo y elegancia como demostración de su poder. Instaló incluso un pequeño zoológico entre sus paredes. Algo similar, siglos más tarde y protagonizado por dos personajes bien distintos, sucedió en el majestuoso palacio de Drachenburg, en el estado alemán de Renania del Norte-Westfalia.