Eugenio invita a su hija a ir al teatro como gesto de reconciliación tras los desencuentros de los últimos días. Allí tiende la trampa a la perfección. Angélica y Viktor son una caja de sorpresas: no sólo tienen una más que peculiar relación sino que es evidente que todo lo que pasa en Hungría les afecta aún sobremanera. Con mucha mano izquierda, Angélica evita que Viktor y Pelayo hablen de política.