Paga su frustración con Ibáñez, que se presenta en su despacho para recordarle que debe tomar una decisión urgente respecto a la venta de los Almacenes. Marcelino y Manolita creen que Pelayo tiene una aventura sentimental con Pepita, la señora que cuida de las niñas y que ha encargado un pisito para estar a solas con ella. Cristina ha logrado disponer secretamente de un piso y, tras dar convincentes excusas a su marido, se cita allí con Salvador. Los amantes dan rienda suelta a su pasión, mientras Abel cuenta a Diana la historia de un amigo que se suicidó por amor. Horas antes de la boda, Leonardo sufre un ataque de pánico. Desearía poder encontrar a Mariana para que le diera consejo pero, esta vez, la joven no da señales de vida y a él no le queda más remedio que ir a la iglesia, con la misma ilusión que un condenado hacia el patíbulo.