Ángel visita a la policía para informar de los problemas en el mercado, pero Héctor le descubre que todos están más o menos conchabados: el Rubio mantiene el orden en el mercado y la policía mira hacia otro. Aparece Diego a refugiarse en el dispensario de Ángel. A Marcelino se le ha ocurrido colgar el anuncio de su mujer en el bar creyendo que esto le gustará. Manolita se muere de vergüenza y ordena a Marcelino que quite su imagen de la pared del Asturiano. Diego cuenta su historia y Ángel se dispone a protegerle del Rubio, quien manda un matón para terminar el trabajo. Los indigentes que hay en ese momento en el dispensario lo evitan. Cristina está nerviosa porque Salvador no le dice nada sobre su novela. Héctor está disgustado con Teresa porque está iniciando una maniobra de acercamiento a Ana que él no entiende.