Abril 1952. Ha pasado casi un año desde la última vez que vimos a nuestros personajes. Teresa y Héctor son ahora marido y mujer. También Ana y Alfonso se han casado y son la imagen de la felicidad y el éxito. Se han trasladado a un nuevo barrio donde viven, puerta con puerta, con Abel y Cristina. Alfonso está disputando un importante combate, el que puede hacer de él el nuevo campeón de los pesos medios. Tras una pelea difícil y emocionante, la suerte se inclina del lado de Alfonso que por fin se hace con el título. En la plaza de los Frutos se vive con alegría y esperanza el fin del racionamiento. Para celebrarlo, Pelayo decide hacer una pira simbólica donde quemar todas las cartillas. Salvador, que ha visto como se le conmutaba la pena de muerte por la de cadena perpetua, comparte la vida en prisión junto a un compañero que no ha tenido su misma suerte, el anarquista Benjamín Soto. Éste es informado de que al día siguiente se le ejecutará junto a otros cuatro compañeros anarquistas.