Ramón se ve obligado a contar al comisario lo que sabe de Elena, ocultando lógicamente que fue asesinada por Encarna. Héctor y Beltrán inspeccionan el piso de Elena, llegando a la conclusión oficial de que se dedicaba al tráfico de estupefacientes. Héctor, tras interrogar a Ana, ata cabos pero prefiere dejar las cosas como están, pues parece que la muerte de Encarna no perjudica a nadie, al contrario. Ramón confiesa a Alfonso que está en sus manos y el joven promete no delatarle, pues lo único que quiere es que la calma vuelva a la vida de Ana. Los empleados dan el pésame a Ana, que debe ir a declarar a comisaría. Teresa se ofrece a acompañarla. Marta demuestra más fortaleza, en esas circunstancias, que Ana y Ramón, y se manifiesta ilusionada por un nuevo futuro en compañía de su marido. Rosario y Pablo no tienen noticias de Celia y crece su preocupación cuando reciben una llamada confirmándoles que la cubana no subió al barco.