Elisa, aliviada por la recuperación de Marcos, vuelve a sentir ganas de cantar y tiene un momento de exaltación del amor y la vida. Ernesto, cada vez más consciente de la debilidad que siente por ella, se reafirma volcándose de nuevo en los negocios turbios. Demetrio, de quien todo el mundo ignora todavía a qué se dedica, le regala unos embutidos a Marcelino y éste le corresponde intercediendo por él ante Manolita. Continúan los preparativos para la verbena del beato Serafín aunque están anunciadas restricciones de luz. Inés confiesa a Angel que su matrimonio ha fracasado: Sito siente asco por ella. Carlota, en busca de paz interior y sosiego, se va a hacer unos ejercicios espirituales. Amador vende unas joyas de Clarisa para conseguir el dinero necesario para una importante partida de cartas.