Amador, celoso, irrumpe en el despacho de Paloma, para estupor de Ramiro: sigue obsesionado con ella, a la vez que su desinterés por Clarisa aumenta. La quiniela de Manolita y Enriqueta acierta el Pleno: un premio de miles de pesetas... que no cobrarán, porque olvidaron el detalle de entregar el boleto. Jerónimo vuelve a comprarle a Charito la joya que le hizo devolver, a pesar de no tener dinero. El jugador vive por encima de sus posibilidades para satisfacerla. Elisa vuelve a cantar en La Cueva. Su relación con Ernesto está en su mejor momento, pero él tiene problemas de conciencia, y decide visitar a Marcos... que, por pura casualidad, acaba de descubrir un periódico en el que se cuenta la boda de Ernesto y Elisa, de la que nadie le había dicho una sola palabra.