Después de varios intentos frustrados, Marcos, con la ayuda de Luisa y Sole, consigue que Ernesto salga de casa el tiempo justo para ir a recoger a Elisa y fugarse. Pero ella, ante la perspectiva de que Ernesto se vengue en su padre, se niega a acompañarle y hasta le echa de casa. Ernesto descubre la trampa con que le han alejado de casa y regresa enfurecido. Al enterarse de que Marcos ha estado allí decide encerrar a Carlota y Elisa bajo llave de manera indefinida. Ildefonso y Paloma parecen ir saliendo del bache, mientras Amparo es enviada a la cárcel, sin que ellos sepan nada. Sole y Ángel comparten su soledad, ofreciéndose el poco consuelo que sus roles sociales les permiten dar. Teo, como no puede actuar contra Ángel, se venga atemorizando a Luisa. La llegada inesperada de Inés la salva de males mayores.