Amador mantiene oculta su vida licenciosa a Palmira, convertida en su benefactora. Tras sus juergas, se refugia en brazos de Amparo quien, a su vez, acaba plegándose al acoso al que la somete doña Asun. El día de la entrega de armas ha llegado y Marcos, nervioso, guarda cierto temor sobre lo que pueda pasar. Elisa muy nerviosa ante su actuación, recibe el apoyo incondicional de su familia y muy especialmente, de su marido. O, al menos, eso es lo que parece. Ernesto, satisfecho por las gestiones de Marcos, le pide a éste que ultime la venta de armas, y para mostrarle su afecto y su deseo de recuperar la vieja amistad, le entrega una entrada para la actuación de Elisa. Los planes de Ernesto se suceden según lo previsto: Elisa es abucheada en su actuación y la policía irrumpe en la entrega de armas, dejando a Marcos inconsciente.