Rodrigo tiene que lidiar con Luciano, un insoportable diplomático italiano, y recurre a su familia para sobrellevarlo: lo invita a cenar en casa de los Robles. Allí, sus comentarios de admiración hacia Paloma, la tendera, hacen mella en Fabián. Eulalia, la madre de Mario, recibe el encargo de vender clandestinamente una reliquia robada, supuestamente para contribuir a la causa monárquica. Pero, en realidad, sólo sirve a los espúreos intereses de Arturo de la Palma. Mientras tanto, uno de los acreedores de su marido exige a Eulalia que satisfaga el pago de sus deudas de juego. Mientras tanto, Beatriz convence a Mario de que lo que necesita para reanimar su matrimonio es sacar a Andrea de Madrid. Andrea recibe con entusiasmo la idea de Mario de iniciar un viaje de luna de miel, de irse lejos, adonde pueda olvidar¿