Fabián, sometido a una terrible presión, tiene un primer amago de ataque cerebral, pero se niega a ir al médico.  Cuenta la verdad de lo sucedido a don José Enrique, y lo hace bajo secreto de confesión. Andrea está muy sensible, con el asunto de la maternidad, y Mario sufre por ella, sin saber cómo puede ayudarla. Antonio, a instancias de Charles, adopta una nueva identitad y asiste a su propio entierro. Fabián descubre, espantado, que Rafael tiene a su nieto.