El parto de Pura concluye satisfactoriamente. El único problema es ahora decidir cómo llaman a esa niña que ha llegado en lugar del niño que esperaban. Andrea y Loreto se presentan en el hospital: Mario se encuentra en el quirófano. El accidente ha sido muy grave y el pronóstico sobre su futuro, incierto. En La Cueva, Javier es informado de lo sucedido. Ya en el hospital, reprocha a Andrea su conducta con su hijo. Andrea se siente culpable del accidente por haberle puesto contra la espada y la pared. Antonio no puede dejar de pensar que todo sería más fácil si Mario muriese y se siente miserable por ello. Rodrigo aprovecha el vacío de poder en la fábrica para intentar tomar las riendas de la empresa.