Malasangre le cuenta a Sátur que el Rey ordenó que encerraran de por vida a la madre de Gonzalo, Laura de Montignac. A partir de ese momento, el criado sufre un gran desasosiego: duda si debe contarle a su amo la verdad, ahora que es tan feliz tras haber conocido a su padre y congeniado con él. La Marquesa sale a cabalgar y sufre un desmayo. Cuando recupera el sentido, descubre que no puede hablar correctamente. Pero ella se empeña en cumplir la orden del Comisario: dar un discurso ante varios nobles para apoyarle en su ascenso al trono. El maestro chino de Gonzalo llega a la Villa para llevarse al niño que permanece acogido en casa de los Montalvo. Águila Roja deberá intervenir cuando la comitiva es atacada por un grupo de guerreros orientales dispuestos a acabar con la vida del heredero al trono de China.