Gonzalo y Sátur esperan impacientes una contestación del Rey a la carta que le enviaron. Cuando ya están convencidos de que Felipe IV no quiere conocer a Gonzalo, descubren que el correo Real ha sido robado. Mientras el Comisario se prepara para usurpar el trono de las Españas con la ayuda del Cardenal, la Marquesa decide dedicarse a la repostería. La aparentemente inofensiva afición de Lucrecia es la tapadera de sus siempre oscuras intenciones. Anaís decide que sólo se dedicará a regentar “La Deleitosa”, pero Flora le recuerda que no puede hacer eso, pues ella es el principal reclamo de negocio.