Samuel acepta las abusivas condiciones del prestamista Jimeno Batán. Le llega un aviso del banco anunciándole su desahucio si no empieza ya a pagar sus cuotas. Los vecinos encajan mal la reaparición de Úrsula por el barrio, y más todavía que el párroco la acoja en su propia casa. Ramón se muestra feliz de tener un retoño y todos los miedos de Trini se esfuman. Las vecinas acogen con alegría la buena nueva.