La inauguración de la casa de los Quesada es un fracaso, tal y como predijo Genoveva. Pero sus planes siguen adelante: Aurelio sigue su idilio con Anabel y Natalia su lenta seducción con Felipe.
Sabina malinterpreta la cercanía entre Roberto y Daniela y decide tomar cartas en el asunto.
Tras ser rechazado de la tuna Servando propone crear la suya propia para que Jacinto pueda recuperar el amor de Marcelina.
Jose obedece a Bellita y se compromete a poner orden en la disoluta vida de su sobrino e incluso le asigna un preceptor.
Antoñito regresa por sorpresa, por lo visto el diplomático de siglas A. P. R. no era él. De todas formas, algo ha cambiado tras su viaje a África: sus posturas conservadoras se han radicalizado.