Viendo que no tiene escapatoria, Manuela decide marcar la piel de su hija con una peineta para poder reconocerla en un futuro. Cuando la expulsan del convento, ve cómo se llevan a su hija en un carruaje con una insignia en la mantilla.Maximiliano sobrevive a su infarto, pero le harán falta unos medicamentos que la familia no se puede costear.