Después de los rápidos de la primera etapa, la segunda, entre Cistierna y Mansilla de las Mulas, se presenta más tranquila y con menos corriente, aunque Ramón y Chema tienen que portear la piragua en numerosos tramos donde no hay suficiente caudal. Esto retrasa la travesía e impide que se pueda completar la etapa planificada. La jornada está marcada por la cantidad de monumentos que se encuentran durante el descenso. La tercera etapa comienza temprano debido al retraso del día anterior. El río se va ensanchado más, con más caudal y menos obstáculos que salvar.