La okupación de viviendas vacías en España es un fenómeno complejo: producto de las anomalías de un mercado inmobiliario que abandona a mucha gente en la cuneta, suele juzgarse desde un prisma ideológico y de justicia social que a su vez deja en la sombra a unas víctimas para arrojar luz sobre otras. Y el fenómeno está lejos de ser irrelevante: en el 2020 se pusieron más de 14.000 denuncias.