El Sáhara: el desierto por antonomasia, dunas y sol inclemente. Organizar en él una maratón no parece a primera vista más sensato que hacerlo en Marte. Sin embargo, personas de todo el mundo corren allí una cada año desde 2001 con un atípico deseo: que pronto deje de celebrarse porque ello significará que el pueblo saharaui ha visto reconocidos sus derechos nacionales. Decenas de deportistas siguen poniendo a prueba su resistencia con este objetivo. A otro premio no aspira su sacrificio.