La muerte de Fidel Castro deja al mundo sin una de las principales figuras políticas del siglo XX. Sus masivos funerales a lo largo y ancho de Cuba reflejan el magnetismo de este líder tan admirado como criticado a lo largo de su vida. Presidentes y personalidades latinoamericanos y de diversas partes del mundo acuden a la isla para dar el último adiós al revolucionario, símbolo de una época, que luchó para que su país no se sometiera a otra voluntad que la de su pueblo.