El centro espacial ruso de Baikonur es el más grande y antiguo del mundo. Desde allí voló el primer hombre al espacio y es el único punto de salida a la Estación Espacial Internacional. Trabajar allí es un privilegio que supone sacrificio. Expuestos a las extremas temperaturas de la estepa, sus operarios viven en una ciudad aislada y bajo vigilancia militar constante. En un recorrido sin precendentes, el corresponsal de RT Bricio Segovia descubre cómo se vive a las puertas del espacio.