La agresión del 2008 de Georgia contra Osetia del Sur no solo dejó muertos y edificios devastados: también alimentó los amargos recuerdos de miles de surosetios que diez años después siguen muy lejos de desvanecerse… Y ahí seguirán, como si todo hubiera sucedido ayer mismo, en parte porque persiste la convicción de haber sido víctimas de una injustificable ofensiva georgiana aún no del todo reparada, y en parte porque perduran injusticias que mantienen viva la memoria de esas violentas jornadas.