Esta historia tiene un protagonista: Alemania. Este país sufre un infortunio, la pérdida de su soberanía nacional. Un cuento bastante triste que se remonta al comienzo de la Guerra Fría y se prolonga hasta hoy gracias a la labor de los medios, los servicios de Inteligencia y los grupos de presión. Al sometimiento físico de una potencia derrotada le sucedió la ocupación insidiosa de un país cuya soberanía es solo el dulce sueño de una ciudadanía anestesiada.