Alfredo Fernández, conocido peluquero en el barrio avilesino de Buenavista, apareció muerto en su propio domicilio el 29 de abril de 1999. Había sido golpeado con brutalidad y, posteriormente, le habían colocado una bolsa sobre la cabeza, anudada al cuello con una soga, causándole la muerte por asfixia. Una enigmática frase escrita con lápiz de labios en un espejo fue la única pista: “Por meterse con las mujeres de los demás”.