Uygar y el Piloto acuden a casa de los Egilmez para tratar de descubrir algo sobre el paradero de Sevda, pero allí no encuentra respuestas así que deciden vigilar a Hüdaverdi. Su plan parece dar resultados, pero quizás no los esperados. Mientras, en cada del Padre Turul, Ali se resiente de sus heridas ante el sentimiento de culpabilidad de Sevda.