Sevda no es la única en tener problemas. El pasado también atormenta a un Ali que, aunque se muestra comprensivo y apacible por fuera, tiene un volcán en su interior: su hijo, su hermano perdido... Mientras, Uygar no está dispuesto a dejar escapar a Sevda sin cobrarse su deuda, pero el mafioso no sabe con quién se está metiendo.