La familia vive desde hace años atemorizada por este perro mestizo que rescataron de la perrera y fue el regalo de comunión de sus hijos. Desde que llegó, Blanco se convirtió en el guardia jurado de la casa y no permite que nadie salga sin su permiso. Se coloca al lado de la puerta y si alguien quiere abandonar la casa se lanza a morderle. Los miembros de la familia ya se han llevado varios mordiscos.