Alba vuelve al hospital. No ha aceptado del todo la muerte de su marido, se niega a hacer punto y aparte. Ella dice públicamente que sí, que lo hará, pero antes necesita descartar por completo la posibilidad de negligencia. Alba se lo toma como una investigación policial, incluso esgrime la placa si necesita entrar en la zona de urgencias saltándose las prevenciones del personal de recepción. Habla uno por uno con todos los que estaban presentes en la operación en la que falleció su marido.