La detención de Santonja pone al comisario Gerardo Castilla tras la pista de Alfonso Ares y Margarita Heine, que han secuestrado al constructor Justo Palomero, el principal testigo de la investigación, después de golpear a Mikel. Un escalador aparece muerto en el fondo de un barranco. Lo que en principio parece un accidente esconde un turbio asunto relacionado con un triángulo amoroso cuyo desenlace ha acabado teñido de sangre.