Samanta Villar asume un nuevo reto para retratar la cara más dura de la crisis: vivir durante 21 días como un miembro más de una familia numerosa angustiada por el paro.Buscando los trabajos que otros rechazan para sobrevivir. Un crisol de historias interrelacionadas con un nexo de unión: una situación económica que ha castigado con crudeza a la clase trabajadora.