Ya son 11 años los que Juani y Maribel llevan restaurando las vestimentas de la Virgen de Guadalupe. La sacristía del convento se ha convertido en su taller, donde junto con Fray Javier, todos los días de 3 a 6 se reúnen para realizar un minucioso trabajo de miles de puntadas, mucho esfuerzo y detalle en cada labor. Eso sí, el resultado merece la pena: "Estoy encantada, el sábado se me hace larguísimo porque no venimos, y luego cuando vemos a la Virgen con el manto puesto nos cuesta no hacer alguna lagrimilla", nos cuenta Juani.