El Raposo es un lugar de peregrinación para cientos de turistas que acuden hasta su balneario atraídos por sus aguas mineromedicinales. Ahora, desde hace algún tiempo, lo es también por la cría de caballos de sangre lusitana. El Señorío del raposo es una yeguada que ha pasado estrictos controles para poder certificar la pureza de la raza y en la que los animales se crían junto a las aguas termales.