En este viaje de hoy por el Valle del Jerte descubriremos que es una inmensa fractura geológica que recorre linealmente todo su largo. Una fractura que se abre paso entre las duras rocas. Las rompe y las separa. Las levanta y las hunde. Que dirige la corriente del río por su traza, a veces a trompicones. Y es, sobre todo, al menos de vez en cuando, un paisaje nevado por la flor de sus cerezos, esperando en sus terrazas, que llegue la luz del sol. El Valle del Jerte nos habla de cómo los jóvenes cerezos han modificado la vida y el paisaje y de cómo le han ganado en popularidad al roble, al abedul y al castaño; nos habla de la sabia utilización humana del recurso: agrícola, industrial y turístico. El Jerte nos habla también de la época glaciar y de su huella y de cómo hay abedules que nos recuerdan que en todas las especies hay supervivientes dignos de mención. El Jerte es paso natural de ganado y también la toponimia nos lo indica de igual manera que nos lo expresa su propio nombre. Los