Alburquerque nos explica historias muy antiguas, de seres humanos, que antes de la escritura, trataban de entender su mundo. Que vivían de una manera muy distinta a nosotros, pero con inquietudes similares. Nos habla de conflictos de señores medievales, tratando de mantener su poder. De antiguos monumentos que caen en desuso, y a veces, a tierra. Todo servía, nada se desechaba. Y entre tanto, los árboles nos observan, impasibles, mientras corre el agua por los ríos.