Una mañana en los campos de comunes de la medieval Marta, la actual Santa Marta de Magasca... Un lugar de saberes compartidos, hoy saberes amargos que no ofrecen salidas. Aquí el lince con botas se encuentra con un compatriota del limbo, que acoge todas las palabras, creando con ellas la ilusión del origen y la certeza de un pugilato contra el olvido, con precisión y belleza que no hieren a nadie, aunque quizás aún podrían conmovernos. Recorrer el suelo fértil y las piedras prácticas para recuperar el afecto perdido. Como frescas catacumbas donde pueden tener lugar lances inesperados, repasamos un vado del tiempo, muy cercano a nosotros...