Nuestro propósito, seguir aprendiendo de la dificultad de restaurar los falsos frescos sobre la piel de estos muros, los de la sacristía de Nuestra Señora de Armentera, en Cabeza del Buey. Llevaban casi trescientos años aquí, los últimos tiempos esperando que a alguien le diera que más pena su mugre... Sucedio finalmente... Hasta alcanzar, con la discrección que ello requiere, la reintegración de sus colores y formas originales...